La gran
farsa
(Por una
cuestión obvia, y para evitar represalias legales, voy a omitir los nombres a
los que aludo en este texto. Desde la publicación que me contrató; el grupo
mencionado y los nombres de cada uno de sus integrantes. Ustedes sabrán comprender.)
Mentir para
ganar ese concurso y ser parte de esa revista en esa gira, que quizás sea la
última, no me costó mucho. Un par de noches de Google, algunos libros, discos y
videos, me alcanzaron para ser “El que más conocía sobre la banda más grande
del mundo”, según el pomposo título con el que me calificaron.
Yo soy
músico, y la verdad es que mucho no me interesaban estos tipos, yo quería
viajar y estar en esa revista, LA REVISTA del rock. Las fotos de rigor, la
publicidad exagerada y la exposición mediática estúpida e innecesaria, corrió
por su cuenta. Pasaporte, visa y permiso de mi novia, fue lo que aporté. Y el
talento por la impostura. Y allí partí, con un boleto de avión a todos lados, y
un pase libre con ingreso a camarines inclusive. Nos encontraríamos en Canadá,
que es donde los tipos arrancan los ensayos para sus giras, como siempre, como
hace 40 años.
Y allí
estaba cuando ellos llegaron. Yo, desde mi insigne lugar de cronista de la
revista más prestigiosa. Ellos del marketinero título de “La Banda Más Grande
De Todos Los Tiempos”. Los veo llegar, son cuatro viejos decrépitos. Y menciono a cuatro, porque los demás parece
que no merecen “ser parte”, aunque haya alguno que los acompaña desde hace casi
20 años, como el bajista. Que reemplazó a otro viejo decadente. Hoy es día de
presentaciones, y yo tengo la exclusividad del primer reportaje grupal, algo
que nunca hacen. Siempre son individuales, y los grupales son conferencias de
prensa con decenas de periodistas acreditados que vienen desde todo el mundo.
Pero esta vez habían pactado con nosotros, era seguramente la última gira, y
todo alrededor de ellos estaba arreglado para que la publicidad, y el negocio
no falle. Como nunca lo había hecho desde que aparecieron. Fueron el
nacimiento, el nudo y esto sería el desenlace del negocio hecho música.
Cuando yo
comencé con la música, estos tipos tenían años de vivir del espectáculo de las
luces de colores y los escándalos. Si, metieron algún número uno en los charts.
Si, vendieron algunos millones de discos. Si, llenaron algunos miles de
estadios. Pero, ¿Alguna vez prestaron atención a su música? Cuadradita, dos
guitarras básicas, un baterista demasiado serio para tocar rock, y un ridículo
cantante que dicen inventó al “Rockstar” tal y como se lo conoce. ¿Alcanza eso
para perdurar en el tiempo, en la memoria colectiva mundial? ¿Alcanza para ser
el fondo, la banda de sonido de una, dos, tres generaciones? ¿Alcanza para
crear una semi-religión en lugares tan diversos como Japón, Argentina o Rusia?
¿Alcanza para que el resto de los mediocres músicos que rotan en las radios del
mundo lo reconozcan como una de sus influencias más importantes? Si hasta hay
un mito, que yo no creo aunque la versión provenga de su ex mujer, de que a
Jorge Luis Borges le gustaban, y mucho. No jodamos…
Entonces entran al hall en el que haríamos el
reportaje. Yo, impávido ante su presencia, extiendo mi mano y los voy saludando
uno por uno. Con respeto, pero sin demostrar admiración exagerada, porque no la
tengo. Ni exagerada ni admiración alguna. Los tengo aquí. Cuatro hombres
mayores, muy mayores, a los que pienso poner en apuros con mis preguntas, con
mi inteligencia. Yo voy a demostrar en este reportaje su verdadera esencia, la
de productos
comerciales sin el mínimo interés artístico. La revista que solo tiene en común
con ellos el parecido del nombre, me envió para desenmascararlos, para que yo
descubra ante el mundo la mentira más grande en la historia de la música. Y
decidido, enciendo mi pequeño grabador, tomo mi libreta de anotaciones con mi
lapicera dispuesta cual bisturí para realizar la autopsia final de ésta gran
mentira, y les sacudo, sin anestesia alguna:
-¿Ustedes creen que es creíble que canten “(I Can't Get No) Satisfaction” a esta altura de
sus carreras?- les disparé, sabiendo que era el comienzo de mi carrera como
estrella del periodismo, y el final de la suya como estrellas del
entretenimiento.
Un silencio tenso invadió la sala. Dos de ellos se
miraron, mientras los otros dos ni siquiera esperaron la traducción, porque no
hablo inglés. El guitarrista más antiguo, me miró sin verme y respondió, con
una voz aguardentosa, creo que hablando en nombre del grupo, porque el cantante
le sonrió cuando terminó de hablar.
- I'm sorry honey, no more story -
Y se fueron sin saludarme. Sin siquiera notar que yo
estaba ahí. Sin al menos tener la delicadeza de mirarme para recordarme.
Y muy a mi pesar, siguieron siendo la puta “Banda Más Grande de Todos Los Tiempos”
Me hiciste trabajar, no entiendo nada de inglés por lo que tuve que recurrir a un "traductor" on line...me encanta que hayas imaginado TÚ banda preferida...y me encanta que no te hayas imaginado un final feliz...simples y concisos ellos, irritante él...Sabrina
ResponderEliminarGracias Sabri!!!¿Pero quién dijo que hablo de mi banda preferida?JA!!!Y si, irrita el muchacho...Besos!!!
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