viernes, 24 de agosto de 2012

La gran farsa


La gran farsa


(Por una cuestión obvia, y para evitar represalias legales, voy a omitir los nombres a los que aludo en este texto. Desde la publicación que me contrató; el grupo mencionado y los nombres de cada uno de sus integrantes. Ustedes sabrán comprender.)


Mentir para ganar ese concurso y ser parte de esa revista en esa gira, que quizás sea la última, no me costó mucho. Un par de noches de Google, algunos libros, discos y videos, me alcanzaron para ser “El que más conocía sobre la banda más grande del mundo”, según el pomposo título con el que me calificaron.
Yo soy músico, y la verdad es que mucho no me interesaban estos tipos, yo quería viajar y estar en esa revista, LA REVISTA del rock. Las fotos de rigor, la publicidad exagerada y la exposición mediática estúpida e innecesaria, corrió por su cuenta. Pasaporte, visa y permiso de mi novia, fue lo que aporté. Y el talento por la impostura. Y allí partí, con un boleto de avión a todos lados, y un pase libre con ingreso a camarines inclusive. Nos encontraríamos en Canadá, que es donde los tipos arrancan los ensayos para sus giras, como siempre, como hace 40 años.
Y allí estaba cuando ellos llegaron. Yo, desde mi insigne lugar de cronista de la revista más prestigiosa. Ellos del marketinero título de “La Banda Más Grande De Todos Los Tiempos”. Los veo llegar, son cuatro viejos decrépitos.  Y menciono a cuatro, porque los demás parece que no merecen “ser parte”, aunque haya alguno que los acompaña desde hace casi 20 años, como el bajista. Que reemplazó a otro viejo decadente. Hoy es día de presentaciones, y yo tengo la exclusividad del primer reportaje grupal, algo que nunca hacen. Siempre son individuales, y los grupales son conferencias de prensa con decenas de periodistas acreditados que vienen desde todo el mundo. Pero esta vez habían pactado con nosotros, era seguramente la última gira, y todo alrededor de ellos estaba arreglado para que la publicidad, y el negocio no falle. Como nunca lo había hecho desde que aparecieron. Fueron el nacimiento, el nudo y esto sería el desenlace del negocio hecho música.
Cuando yo comencé con la música, estos tipos tenían años de vivir del espectáculo de las luces de colores y los escándalos. Si, metieron algún número uno en los charts. Si, vendieron algunos millones de discos. Si, llenaron algunos miles de estadios. Pero, ¿Alguna vez prestaron atención a su música? Cuadradita, dos guitarras básicas, un baterista demasiado serio para tocar rock, y un ridículo cantante que dicen inventó al “Rockstar” tal y como se lo conoce. ¿Alcanza eso para perdurar en el tiempo, en la memoria colectiva mundial? ¿Alcanza para ser el fondo, la banda de sonido de una, dos, tres generaciones? ¿Alcanza para crear una semi-religión en lugares tan diversos como Japón, Argentina o Rusia? ¿Alcanza para que el resto de los mediocres músicos que rotan en las radios del mundo lo reconozcan como una de sus influencias más importantes? Si hasta hay un mito, que yo no creo aunque la versión provenga de su ex mujer, de que a Jorge Luis Borges le gustaban, y mucho. No jodamos…
Entonces entran al hall en el que haríamos el reportaje. Yo, impávido ante su presencia, extiendo mi mano y los voy saludando uno por uno. Con respeto, pero sin demostrar admiración exagerada, porque no la tengo. Ni exagerada ni admiración alguna. Los tengo aquí. Cuatro hombres mayores, muy mayores, a los que pienso poner en apuros con mis preguntas, con mi inteligencia. Yo voy a demostrar en este reportaje su verdadera esencia, la de productos comerciales sin el mínimo interés artístico. La revista que solo tiene en común con ellos el parecido del nombre, me envió para desenmascararlos, para que yo descubra ante el mundo la mentira más grande en la historia de la música. Y decidido, enciendo mi pequeño grabador, tomo mi libreta de anotaciones con mi lapicera dispuesta cual bisturí para realizar la autopsia final de ésta gran mentira, y les sacudo, sin anestesia alguna:
-¿Ustedes creen que es creíble que canten “(I Can't Get No) Satisfaction” a esta altura de sus carreras?- les disparé, sabiendo que era el comienzo de mi carrera como estrella del periodismo, y el final de la suya como estrellas del entretenimiento.
Un silencio tenso invadió la sala. Dos de ellos se miraron, mientras los otros dos ni siquiera esperaron la traducción, porque no hablo inglés. El guitarrista más antiguo, me miró sin verme y respondió, con una voz aguardentosa, creo que hablando en nombre del grupo, porque el cantante le sonrió cuando terminó de hablar.
- I'm sorry honey, no more story -
Y se fueron sin saludarme. Sin siquiera notar que yo estaba ahí. Sin al menos tener la delicadeza de mirarme para recordarme.
Y muy a mi pesar, siguieron siendo la puta “Banda Más Grande de Todos Los Tiempos




2 comentarios:

  1. Me hiciste trabajar, no entiendo nada de inglés por lo que tuve que recurrir a un "traductor" on line...me encanta que hayas imaginado TÚ banda preferida...y me encanta que no te hayas imaginado un final feliz...simples y concisos ellos, irritante él...Sabrina

    ResponderEliminar
  2. Gracias Sabri!!!¿Pero quién dijo que hablo de mi banda preferida?JA!!!Y si, irrita el muchacho...Besos!!!

    ResponderEliminar

Muchas gracias por comentar!!!Espero que mis ganas de escribir coincidan con tus ganas de leer.Si te gustó, compartilo.Y si no,también.