martes, 14 de agosto de 2012

Asesino


Asesino

Ya veré que hacer con sus restos cuando vengan a reclamarme por él. Pero no soportaba más.
Ya no soportaba que se refugie en el arte en todas sus formas, para escaparle a la realidad que nos agobia.  La música no es más que el arte de combinar los sonidos. Los cuadros no son más que la dispersión de colores sobre un lienzo muerto. La literatura es la expresión de pobres tipos que tratan de vivir una vida para la que no están habilitados por falta de talento, por ausencia de valentía, por escases de coraje para animarse a ser quiénes queremos ser. El teatro, la impostura en su expresión más pobre, con ridículas representaciones ya no sólo de personajes, si no también de épocas que no viviremos por llegar tarde, o por no llegar.
La amistad que promovía también me exasperaba. Confiar en gente, conociendo la naturaleza de la gente. Una ilusoria esperanza, tratar de encontrar pares en este individualismo que nos señala, y nos marca. Grupos en los cuáles todos se envidian, desde las parejas hasta la posición social. De la vestimenta, por diferente, o porque se imitan; hasta los autos, y motos, y toda referencia que indique la prosperidad económica. La única bonanza que hoy me importa.
Y jugar, siempre jugar. Insoportable. Creer que unos tipos juegan por uno, haciéndose problemas por multimillonarios que dicen representar los colores de los que nos hicimos fanáticos en la absurda y lejana niñez. Y endiosar a un tipo de pantaloncitos cortos, por un gol contra quienes juegan defendiendo al equipo que representa deportivamente a la liga atlética que se desarrolla en el país que nos oprime como una eterna potencia que abusa de aquellos países que están condenados a la sumisión. Todo desde el más absoluto romanticismo, con esa intolerable comunión solidaria de sentirse parte de algo colectivo.
Y los horarios cruzados. Una persona debe dormir de noche y vivir de día. ¿Qué puede haber de interesante en la oscuridad de la noche?¿Qué charla trasnochada, incluso influida por alguna sustancia non sancta (otra de las cuestiones intolerables que solía experimentar en su derrotero nocturno), puede ser tan interesante que no permita el correcto descanso?¿ qué persona puede aportarnos algo en esas condiciones? Filosofía barata, de bar, de esquina, de los raspados de la olla. Como quedarse a escuchar un absurdo programa radial, o leer… ¡Leer! ¿Para qué? Vidas inventadas, lejísimos de la realidad diaria.
Y lo peor, el amor. Entregarse sin medir consecuencias, aún a gente que jamás nos concederá su amor. Enamorarse porque sí, solo porque es la mujer más linda que jamás encontraremos. Por gusto, digamos, aún siendo una mujer que no estará atenta a nuestras necesidades. Esas que anteponen su vida, que incluye actividades laborales, artísticas e incluso sus hijos a la atención de  su hombre. Enamorarse y ser tan sensible que se exponen, quedando en evidencia ante propios y extraños, siendo el hazmerreir  cuando ellas se van con alguien mejor, que por supuesto siempre es otro. Y llorar cuando sucede… Impresentable! Llorar por los rincones, por las esquinas. En público y en privado. A gritos o sollozando, como en el poema de Girondo. Llorar, una vergüenza.
Entenderán entonces por qué lo maté. Ya no lo necesitaba conmigo. Es más, urgía quitármelo de encima, desprenderme de él de una vez y racionalizar mi simple vida, que él siempre se encargaba de volver un posible sueño, un inminente vuelo.
Y entonces empecé: Con el puñal de la responsabilidad y la rutina, lo cosí a puntazos. Con la escopeta de la seriedad y la desconfianza, lo agujereé de lado a lado, con el hueco de salida más grande que el de entrada. Lo pateé en el piso, porque se empeñaba en seguir respirando, aferrado como todos ellos a la vida, que amaba con devoción. Como a Rasputín, no conforme con todo lo anterior, lo terminé arrojando en las congeladas aguas de la nostalgia y la melancolía, en la congelante sensibilidad de los ilusos. Y creo que fue suficiente, ya tendrá en un futuro una autopsia oficial, la que yo refrendaré con mi declaración imperturbable sobre lo que recordaré de él.

Ustedes comprenderán, entonces, que el joven que vivía en mi haya sido asesinado en defensa propia. Yo solo quiero vivir tranquilo.




"La tragedia de la vejez no es que uno sea viejo, sino que una vez fue joven".

Oscar Wilde, “El Retrato de Dorian Gray”

2 comentarios:

  1. Bueno Mateo, la verdad que pocas cosas me conmueven tanto como tus comentarios.Besos, y espero que pases siempre a comentar.

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Muchas gracias por comentar!!!Espero que mis ganas de escribir coincidan con tus ganas de leer.Si te gustó, compartilo.Y si no,también.