La leyenda
de Celestino
En los
inicios de la popularidad del fútbol como deporte movilizante y multitudinario,
surgió un mito, una leyenda que desembarcó de la Banda Oriental silenciosamente,
como esos secretos que cuando explotan, pueden derrumbar un Imperio. Hoy vengo a echar un manto de luz sobre uno de los misterios más grandes de la
historia del fútbol mundial.
Aunque
nunca estuvo claro en qué club hizo sus primeras armas, Celestino Noel llegó al
Club Central Argentino directamente para debutar en su primer equipo. Bajito,
de un físico más bien económico, el domingo que salió a la cancha con el
histórico equipo de La Paternal, no impresionó a nadie. Es más, no había casi
nadie en la cancha. Central Argentino deambulaba por el fondo de la tabla con
un mediocre plantel, sin técnico y con una dirigencia más afecta al truco y al
escabio que al trabajo en los deportes en los que presentaba equipo federado.
Pero ese día, cambió todo.
El Cricket
Atletic Club de San Isidro era el último sub campeón, y si bien no arrastraba
público porque su zona de influencia estaba dedicada a la práctica de deportes
más nobles como el rugby o el golf, y por supuesto el cricket, ese día padeció
la aparición de este crack en su fulgurante presentación.
Apenas
comenzado el encuentro, el petiso pidió la pelota en la mitad de campo, y desde
allí despachó un zurdazo que se incrustó en la unión poste-travesaño. El rincón
de las ánimas. Adonde duermen las arañas. Así hubiesen contado el gol los
relatores, pero no era época de transmisiones ni de coberturas generales. Los
privilegiados testigos, se asombraron pero lo miraron de reojo. “Suerte de
principiante”, dicen que dijo el arquero rival, ya que al no haber tribunas,
los allegados o vecinos que ese domingo se acercaron de puro aburridos nomás a
la cancha, tenían largas conversaciones con los protagonistas, sobre todo los
arqueros, y sobre todo cuando el juego se desarrollaba en el campo del rival.
Pero no,
siguió. Al finalizar el primer tiempo, Central Argentino ganaba 4 a 0, con tres
goles de Celestino, y uno en contra de un defensor del Cricket, que desde la
impotencia de correrlo desde el área rival sin poder sacarle la pelota, se
arrojó desde atrás y pateó violentamente contra su valla, desacomodando a su goalkeeper.
Para el segundo
tiempo, el crack bajó su rendimiento. Como quién dice, fue a menos. Un par de
gambetas; algún caño; sombreritos y toques de tacón entretuvieron a los escasos
asistentes, pero hicieron un poco menos humillante los números de la derrota
del rival. Hay que decir que cada una de las jugadas que el fenómeno realizaba,
era por una necesidad, jamás se burló de los rivales. Con su pelo revuelto y un
poco largo, la delicadeza de sus rasgos, sus manos chiquitas que iban acorde a
sus pequeños pies, el muchacho se había ganado la simpatía de los rivales, y el
afecto sincero de sus compañeros.
Así,
terminado el match, uno de sus compañeros, el capitán, el de mayor experiencia,
se acercó a felicitarlo.
-¡Sos un
fenómeno pibe! Ahora, te hago una pregunta: ¿Por qué fuiste a menos en el segundo
tiempo? Podías haber hecho al menos 5 goles más…
Una voz
suave, casi susurrando, le dijo algo que se ve salió de lo más profundo del
player:
-No sé.
Instinto maternal…-
Dicho esto,
el prodigio se ruborizó ante la mirada del veterano centrojás. Tomó su bolso
del precario vestuario, y desapareció entre los árboles del barrio junto con
quién lo había traído, que se presentaba como su “asistente”, haciéndose llamar
“El Tierno”. Y nunca más se supo de él.
El mito
había nacido, aunque el jugador nunca más apareció. Dirigentes de clubes de
todo Buenos Aires, y de Montevideo al enterarse de que se presentó como
uruguayo, realizaron una infructuosa búsqueda, que abandonaron meses después,
cuando empezaron a circular rumores qué ese partido nunca existió, que nunca
hubo un tal Celestino, y que todo fue una maniobra de Central Argentino para
sumar esos tres puntos ante el Cricket, quién habría vendido ese partido para
que el club de La Paternal se quede un año más en la categoría. Todas historias
creíbles: Central Argentino, sus dirigentes, tenían todos los vicios que se le
atribuye a la burguesía argentina. Y el Cricket, todos los que se les imputan a la oligarquía…
Y se olvidó
a Celestino, aunque no para siempre. Desde aquí lo recuerda un descendiente,
que supo quién fue Celestino y a qué se debió su fugaz estrellato, su repentina desaparición. Y por eso,
con todo orgullo le digo, desde esta humilde nota:
Gracias
Abuela Celeste!!! Por el fútbol !!!Por la magia!!!
“La vida te
da sorpresas, sorpresas te da la vida, ¡ay Dios!…”
“Pedro
Navaja”, Rubén Blades
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