Dormida
Cuando
regresé a la habitación, seguía igual.
Los
párpados cerrados no impedían que viese sus ojos, porque los tenía alojados en
los míos, en mi memoria, desde la primera vez que me miró. Yo solía decirle que
eran un abismo, un mar inconmensurable en el que me gustaba perderme, viajar,
volar. Sí, todos los lugares comunes y las frases cursis que había escuchado
por ahí. Pero ella sabía que cuando se lo decía, no estaba el poder en las
palabras rebuscadas, si no en la intención, en el sentido, en el sentimiento.
Habíamos
jurado decirnos siempre la verdad, fue la única condición que nos impusimos. No
importaban las consecuencias, nunca importaron. Desde el fortuito encuentro, en
el que no tuve la mejor idea que encararla preguntándole si creía en el amor a
primera vista, para que riendo casi a carcajadas me respondiese preguntando si
acaso existen otros. Sin responderme me dijo todo, y así comenzó.
Teníamos
toda la vida por delante, literalmente. Éramos casi unos niños al encontrarnos,
no digo al conocernos porque eso venía creo que genéticamente. Cómo ciertas
nociones que son inexplicables para la ciencia, cómo la creencia en seres
superiores; o en las nociones de espiritualidad. Nacimos conociéndonos, solo
fue cuestión de encontrarnos. Bueno, eso les pasa a todos, solo que el milagro
del encuentro se produce en contadas ocasiones. U ocurre en momentos en los que
no estamos capacitados para descubrirlo, para darnos cuenta que está
ocurriendo. O nos agarra lejos, comprometidos, inseguros, cobardes. O no pasa
nunca directamente, para qué seguir la enumeración absurda. Generalmente no
ocurre, y hay que conformarse. O hacerse cura.
Así
transcurrió nuestra vida, con todos los tópicos del amor. Tardes de paseos de
la mano por plazas y parques, que inevitablemente terminaban en una calle poco
transitada, besándonos desesperadamente, con hambre contra la pared de alguna
casa que nos prendía las luces para espantarnos, hirviendo de envidia por
nuestra energía, nuestra desfachatez. O corriendo mojados. Mojados porque no
nos dimos cuenta que estaba lloviendo, y corriendo porque perdimos la noción
del tiempo y había que cumplir horarios con el resto del vulgar Universo.
Noches de
salidas con amigos, con la inevitable discusión por celos, o porque sí, que
concluían en una perpetua reconciliación en mi cama, o en la de algún amigo que
nos prestaba las llaves de su casa para que por un rato seamos inmortales. Y
cerrarle esa boca perfecta a besos, para que no hable más, para que se calle,
se olvide de los reproches estúpidos y se quede sin aire casi. Esa boca que
ahora miro y parece no tener el gesto que me derretía.
Madrugadas
que terminaban en mañanas yendo hasta el río, a ver como otras parejas iban a
ver a otras parejas que iban al río a esperar la mañana. Y reírnos de esas
parejas, que se reían de nosotros, seguramente por cómo nos reíamos.
Y vasos,
besos y fasos compartidos en camas, sillones, sillas. Y peleas,
reconciliaciones, discusiones, celos; amigos en común, enemigos particulares.
Todo lo hicimos juntos, un poco por convicción, mucho por conveniencia, más por
indolencia.
Nos creímos
lo del amor eterno, y todo lo que ello conlleva. Y ahora al verla en mi cama,
estoy más convencido que nunca. Me siento a observarla, está desnuda y hermosa
como siempre. La despertaría a besos, o acariciándoles los pies. Le acomodaría
suavemente el pelo, porque sé que no lo soporta y eso la inquietaría y abriría
dulcemente sus ojos. Esos ojos que anoche me blindó, y no dejó que penetre con los míos. Pero no puedo, debo culminar mi tarea, y como lo prometí y
lo deseé, haremos todo, pero juntos. Deberé cortarme el cuello, como lo hice
con ella, y acostarme a su lado. Quizás la unión de nuestra sangre en la
ensangrentada cama, produzca un milagro más, o un conjuro, un pacto que no
puedo presagiar. Y seremos eternos.
"Naturaleza sangre,
naturaleza sangre,
naturaleza.
Fuimos hechos para huir,
fuimos hechos para fingir
y tu amor, me salva"
Fito Páez, "Naturaleza sangre"
Hola pá,soy Javi,me gusta lo que escribis,segui escribiendo que como a mi a muchisima gente le gusta,te amo!
ResponderEliminarUffff, esto es demasiado fuerte para mí. Te amo Javi, vos y tu hermano son mi vida.Gracias!Compartilo en tu muro, aunque yo no pueda verlo.Besos!TE AMO!!!
EliminarUna vez más, me encanta tu narración de lo cotidiano y conocido a la locura, como si el paso desde lo que conocemos y manejamos, hacia lo que tememos porque no conocemos y no lo podemos manejar, fuera breve, inexplicable y posible. Verónica Albornoz
ResponderEliminarGracias Vero!!!Como siempre, tus comentarios resumen claramente, mejor que el texto, lo que quiero expresar.Beso!
EliminarLa locura de querer poseer al otro a cualquier precio, o más bien al mayor costo.La enferma obsesión de pretender perpetuarse en el otro y viceversa. El egoismo innato de creer que ya no hay más opciones.Y la nada misma...en el segundo en que ya todo deja de existir... ¿reflejará realmente la pasión vivida como símbolo de inmortalidad? o tan solo quedará el halo de un suspiro de un par de cobardes que temieron encontrarse con la realidad?
ResponderEliminarMe gustó Sergio, como siempre! besos.
Muchas gracias Adri!Un comentario como el tuyo bien vale cualquier escrito, no porque sea halagador, cosa que te agradezco, si no por el espíritu con el que se evidencia la forma en que encarás el texto.Besos!
ResponderEliminarSabía que estaba muerta, no me imaginé que él la había matado, mientras leía fue como si escuchara de fondo el tema "Clara" ese describir de lo perfecto que se vuelve lo que ya no está, como si la muerte hiciera asquerosamente maravilloso todo aquello que ahora es inalcanzable, llevándose todo lo malo y haciendo desvirtuadamente magnífico lo bueno.
ResponderEliminarSoy yo de nuevo Verónica Albornoz
EliminarGracias Vero, de nuevo.Tu comentario me hace ver que los que comentan, vuelven, así que mis respuestas no son en vano.Y con tus palabras describiste algo que va del morbo a la idealización, eso que genera la muerte.Beso!
EliminarSí, sí, siempre vuelvo a ver que pusiste jajajajajaja Verónica Albornoz
ResponderEliminarJA!Buenísimo, es un alivio.
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