lunes, 10 de diciembre de 2012

Dormida


Dormida


Cuando regresé a la habitación, seguía igual.
Los párpados cerrados no impedían que viese sus ojos, porque los tenía alojados en los míos, en mi memoria, desde la primera vez que me miró. Yo solía decirle que eran un abismo, un mar inconmensurable en el que me gustaba perderme, viajar, volar. Sí, todos los lugares comunes y las frases cursis que había escuchado por ahí. Pero ella sabía que cuando se lo decía, no estaba el poder en las palabras rebuscadas, si no en la intención, en el sentido, en el sentimiento.
Habíamos jurado decirnos siempre la verdad, fue la única condición que nos impusimos. No importaban las consecuencias, nunca importaron. Desde el fortuito encuentro, en el que no tuve la mejor idea que encararla preguntándole si creía en el amor a primera vista, para que riendo casi a carcajadas me respondiese preguntando si acaso existen otros. Sin responderme me dijo todo, y así comenzó.
Teníamos toda la vida por delante, literalmente. Éramos casi unos niños al encontrarnos, no digo al conocernos porque eso venía creo que genéticamente. Cómo ciertas nociones que son inexplicables para la ciencia, cómo la creencia en seres superiores; o en las nociones de espiritualidad. Nacimos conociéndonos, solo fue cuestión de encontrarnos. Bueno, eso les pasa a todos, solo que el milagro del encuentro se produce en contadas ocasiones. U ocurre en momentos en los que no estamos capacitados para descubrirlo, para darnos cuenta que está ocurriendo. O nos agarra lejos, comprometidos, inseguros, cobardes. O no pasa nunca directamente, para qué seguir la enumeración absurda. Generalmente no ocurre, y hay que conformarse. O hacerse cura.
Así transcurrió nuestra vida, con todos los tópicos del amor. Tardes de paseos de la mano por plazas y parques, que inevitablemente terminaban en una calle poco transitada, besándonos desesperadamente, con hambre contra la pared de alguna casa que nos prendía las luces para espantarnos, hirviendo de envidia por nuestra energía, nuestra desfachatez. O corriendo mojados. Mojados porque no nos dimos cuenta que estaba lloviendo, y corriendo porque perdimos la noción del tiempo y había que cumplir horarios con el resto del vulgar Universo.
Noches de salidas con amigos, con la inevitable discusión por celos, o porque sí, que concluían en una perpetua reconciliación en mi cama, o en la de algún amigo que nos prestaba las llaves de su casa para que por un rato seamos inmortales. Y cerrarle esa boca perfecta a besos, para que no hable más, para que se calle, se olvide de los reproches estúpidos y se quede sin aire casi. Esa boca que ahora miro y parece no tener el gesto que me derretía.
Madrugadas que terminaban en mañanas yendo hasta el río, a ver como otras parejas iban a ver a otras parejas que iban al río a esperar la mañana. Y reírnos de esas parejas, que se reían de nosotros, seguramente por cómo nos reíamos.
Y vasos, besos y fasos compartidos en camas, sillones, sillas. Y peleas, reconciliaciones, discusiones, celos; amigos en común, enemigos particulares. Todo lo hicimos juntos, un poco por convicción, mucho por conveniencia, más por indolencia.
Nos creímos lo del amor eterno, y todo lo que ello conlleva. Y ahora al verla en mi cama, estoy más convencido que nunca. Me siento a observarla, está desnuda y hermosa como siempre. La despertaría a besos, o acariciándoles los pies. Le acomodaría suavemente el pelo, porque sé que no lo soporta y eso la inquietaría y abriría dulcemente sus ojos. Esos ojos que anoche me blindó, y no dejó que penetre con los míos. Pero no puedo, debo culminar mi tarea, y como lo prometí y lo deseé, haremos todo, pero juntos. Deberé cortarme el cuello, como lo hice con ella, y acostarme a su lado. Quizás la unión de nuestra sangre en la ensangrentada cama, produzca un milagro más, o un conjuro, un pacto que no puedo presagiar. Y seremos eternos.


"Naturaleza sangre,
naturaleza sangre, 
naturaleza.
Fuimos hechos para huir,
fuimos hechos para fingir
y tu amor, me salva"
Fito Páez, "Naturaleza sangre"



11 comentarios:

  1. Hola pá,soy Javi,me gusta lo que escribis,segui escribiendo que como a mi a muchisima gente le gusta,te amo!

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    1. Uffff, esto es demasiado fuerte para mí. Te amo Javi, vos y tu hermano son mi vida.Gracias!Compartilo en tu muro, aunque yo no pueda verlo.Besos!TE AMO!!!

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  2. Una vez más, me encanta tu narración de lo cotidiano y conocido a la locura, como si el paso desde lo que conocemos y manejamos, hacia lo que tememos porque no conocemos y no lo podemos manejar, fuera breve, inexplicable y posible. Verónica Albornoz

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    1. Gracias Vero!!!Como siempre, tus comentarios resumen claramente, mejor que el texto, lo que quiero expresar.Beso!

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  3. La locura de querer poseer al otro a cualquier precio, o más bien al mayor costo.La enferma obsesión de pretender perpetuarse en el otro y viceversa. El egoismo innato de creer que ya no hay más opciones.Y la nada misma...en el segundo en que ya todo deja de existir... ¿reflejará realmente la pasión vivida como símbolo de inmortalidad? o tan solo quedará el halo de un suspiro de un par de cobardes que temieron encontrarse con la realidad?
    Me gustó Sergio, como siempre! besos.

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  4. Muchas gracias Adri!Un comentario como el tuyo bien vale cualquier escrito, no porque sea halagador, cosa que te agradezco, si no por el espíritu con el que se evidencia la forma en que encarás el texto.Besos!

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  5. Sabía que estaba muerta, no me imaginé que él la había matado, mientras leía fue como si escuchara de fondo el tema "Clara" ese describir de lo perfecto que se vuelve lo que ya no está, como si la muerte hiciera asquerosamente maravilloso todo aquello que ahora es inalcanzable, llevándose todo lo malo y haciendo desvirtuadamente magnífico lo bueno.

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    1. Soy yo de nuevo Verónica Albornoz

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    2. Gracias Vero, de nuevo.Tu comentario me hace ver que los que comentan, vuelven, así que mis respuestas no son en vano.Y con tus palabras describiste algo que va del morbo a la idealización, eso que genera la muerte.Beso!

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  6. Sí, sí, siempre vuelvo a ver que pusiste jajajajajaja Verónica Albornoz

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Muchas gracias por comentar!!!Espero que mis ganas de escribir coincidan con tus ganas de leer.Si te gustó, compartilo.Y si no,también.